“Unas veces la palabra es un juego y otras, un fuego.
Unas veces murmura y otras grita.
A veces calla y a veces canta, pero siempre baila.
Baila en el pecho y en los ojos,
chisporrotea en la mirada del otro,
recorre los rincones interiores hasta no poder más, y brota.
Y cuando brota busca compañía, calor, complicidad y trato.
Tratar con la palabra es una fiesta.
Festejar la palabra es rendirnos al fuego, acompañándonos”.
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